Si quisiéramos comprar mascotas fuera de lo común,
solo tenemos que acudir a la Pajarería de Transilvania. Se trata de una serie aparecida
de 1994, de origen franco-británico creada por Tony Barnes cuyo nombre original
es Dr. Zitbag's Transylvania Pet Shop. Tuvo tal éxito que llego a tener
publicación en forma de tira cómica en la revista británica de comics llamada Buster.
Serie divertida que es una de esas rarezas que se recuerdan con mucho cariño,
consiguiendo ser guardada en nuestra memoria a pesar de caminar entre esa
delgada línea entre el éxito y el fracaso en sus orígenes.
La historia nos presenta al siniestro y chiflado
doctor Sidney Granudo (Dr. Zitbag en la versión original) que decide empezar su
negocio de venta de mascotas en Transilvania, en un castillo que por supuesto se
trata de un castillo embrujado, donde encuentra a su fiel perro esquelético
Horrifido, entre ambos comienzan el negocio creando variados engendros animales.
Granudo es tremendamente avaricioso y egoísta, por ello siempre intenta
desarrollar alocados planes para hacerse rico o conseguir algo en su beneficio,
aunque siempre fallarán para su desgracia. Otros personajes destacados son por
ejemplo el agente de policía local de cabeza flotante, el Agente Perezoso, que
odia a Granudo porque él quería el castillo para convertilo en su nueva
comisaria pero Sidney se le adelantó y por ello quiere cerrarle el negocio.
También estarán cerca las hermanas Exorsister (Bimbela y Sinistra) para volver
loco a Granudo con su gótico atractivo.
Con su desbordante estética inspirada en monstruos
clásicos del terror dio historias llenas de humor, capaces de divertirnos
cuando éramos pequeños, aunque creo que lo más atrayente de la serie eran las
extrañas mascotas que aparecían en sus capítulos como Horrifido, el Franken
Pulpo, el Hamster-Lobo. Pero el más popular de aquel retorcido bestiario
resultante de mezclar animales con monstruos del terror clásico era el Conejito
Zombi. Misteriosamente aquel animal de mirada vacía que ocupaba muchos planos
en cada capítulo, a pesar de siempre aparecer inmóvil e inanimado, sin decir
una sola palabra y cayéndosele el moco del hocico.
Lo que hizo de esta una gran serie podría ser el
típico guión basado en un protagonista cuyos planes desafortunadamente terminan
en fracaso, pero su estética siniestra y gótica combinada con la colección de
engendros únicos, la convirtió en un inolvidable show.
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