Hace algunos años surgió una serie que se separaba
de la animación usual, en ella los dilemas sociales y morales de la sociedad se
imponían. Este es el caso de Daría, un spin-off de la serie Beavis &
Butthead que se emitía en la MTV, en la cual este personaje surgía
eventualmente con su sobrio carácter que contrastaba bastante con el de los
absurdos protagonistas. Apareció en la MTV también de la mano de Glenn Eichler y Susie
Lewis Lynn en 1997, en España pudimos disfrutarla cuando la cadena, entonces de
música, entró en la parrilla televisiva nacional. Esta serie supuso una
sorpresa para aquellos televidentes que empezaban su vida adolescente, ya que
ofrecía algo con lo que poder identificarse, mostrando unos diálogos
inteligentes con toques de sarcasmo, en los que se cuestionaba lo que se
consideraba socialmente correcto con personajes inconformistas entre los que se
mezclaban con éxito personajes típicamente tópicos con otros más alternativos.
En ella nos muestra a Daría Morgendorffer, la típica
adolescente inadaptada social, con gafas de pasta, inconformista e inteligente,
con cierto comportamiento sociópata e indiferente como mecanismo de defensa
ante un mundo lleno de ironía e hipócritas. Como contrapunto sus padres son los
típicos padres que desconocen las inquietudes de sus hijas, Daría tiene una
hermana llamada Quinn que destaca por ser totalmente opuesta a nuestra
protagonista, es el típico cliché de pija absurda, coqueta y superficial. El
otro personaje destacable de la serie es Jane Lane, la mejor amiga de Daría,
también inconformista, de humor negro y con conocimientos sobre arte, ya que en
la serie había numerosas referencias culturales a artistas de la pintura y la
literatura, aunque a diferencia de su amiga, Jane sabe disfrutar de los
momentos de humor siendo capaz de resultar divertida y animada si la situación
lo requiere y seria en otros casos, mostrando un personaje con un registro muy
realista. Por cierto Daría parece que siente algo por Trent Lane, hermano de
Jane, que resulta el amor imposible de Daría dándole ese toque de enamoramiento
platónico que encaja también entre los adolescentes.
Los gafapasta se asociaban entonces (y ahora) a
gente muy culta y con un gran mundo interior, con el cual es muy fácil identificarse;
suena a idea original, pero entre los adolescentes es un truco muy barato y
siempre efectivo que el autor supo explotar para contactar con el público de
manera efectiva. Ya he dicho lo maravilloso que es la protagonista
independiente con su inexpresividad, pero no me parece en absoluto un personaje
ejemplar, ya que su falta de entusiasmo es deprimente impidiéndome conectar con
la protagonista debido a su excesiva indiferencia y su total carencia de aspiraciones
por nada. Por otro lado, puede que la verdadera clave de la serie resida no en identificarte
con Daría, como he defendido hasta ahora, sino compararte con el resto de
personajes cliché que aparecen, ya que posee una gran variedad de ellos.
A pesar de todo, tuvo gran éxito porque nos ofrecía
algo fresco y rebelde, con unas conversaciones con frases cínicas y situaciones
más adultas manejadas con un humor sobrio pero atractivo.
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